lunes, 27 de diciembre de 2010



¿...Soberbia...?

Un día el viejo león se despertó y conforme se desperezaba se dijo que no recordaba haberse sentido tan bien en su vida.

El león se sentía tan lleno de vida, tan saludable y fuerte que pensó que no habría en el mundo nada que lo pudiese vencer. Con este sentimiento de grandeza, se encaminó hacia la selva, allí se encontró con una víbora a la que paró para preguntarle.
"Dime, víbora, quien es el rey de la selva? le preguntó el leon.

Tu, por supuesto le respondió la víbora, alejándose del leon a toda marcha.
El siguiente animal que se encontró fue un cocodrilo, que estaba adormecido cerca de una charca.

El león se acercó y le preguntó Cocodrilo, dime ¿quien es el rey de la selva?
¿Por qué me lo preguntas? le dijo el cocodrilo, si sabes que eres tu el rey de la selva
Así continuó toda la mañana, a cuanto animal le preguntaba todos le respondían que el rey de la selva era el.

Pero, hete ahí que de pronto, le salió al paso un elefante.
Dime elefante, le preguntó el león ensoberbecido ¿sabes quién es el rey de la selva?

Por toda respuesta, el elefante enroscó al león con su trompa levantándolo cual si fuera una pelota, lo tiraba al aire y lo volvía a recoger...hasta que lo arrojó al suelo poniendo sobre el magullado y dolorido león su inmensa pata.

Muy bien, basta ya, lo entiendo atinó a farfullar el dolorido león, pero no hay necesidad de que te enfurezcas tanto, porque no sepas la respuesta.

martes, 7 de diciembre de 2010

PARA SER UN BUEN LECTOR

Para ser un buen lector, una buena lectora, ¿qué puedes hacer?

1.- Todos los días, resérvate un rato para leer.

Después de merendar, antes de dormir... ¿Cuál es tu momento preferido? Hay tiempo para todo: para jugar, para estar con los amigos, para leer, para estudiar...

Organízate bien y no te olvides de reservarte el momento que más te guste para leer tus libros favoritos.

2.- Busca cualquier disculpa para que te lean y te cuenten cuentos.

¿Te gusta que te cuenten historias? ¿y que alguien lea en voz alta? Busca la mejor ocasión para pedir a tus padres, a tus abuelos, que te cuenten todas las historias que conocen ¿o prefieres que te lean cuentos?

3.- Visita la librería y bibliotecas más próximas.

¿Conoces la biblioteca más cercana? ¿Y la librería? ¿Por qué no pides a tus padres que te acompañen? Allí te enseñarán las últimas novedades y te recomendarán libros sobre tus temas favoritos. Además, puedes hacerte. El carné de lector. ¿O lo tienes ya?

4.- Fíjate bien en cómo leen las personas mayores.

¿Te has dado cuenta de todo lo que hacen los mayores mientras leen? ¿Has visto lo bien que lo pasan leyendo? Cuando lean tus padres, tus hermanos, tus abuelos... no te pierdas ningún detalle.

5.- No te quedes con ninguna duda.

Siempre que estés leyendo, a solas, o con tus padres, o en el cole, no te quedes con ninguna duda. Si no entiendes algo, pregúntalo. Los mayores saben muchas cosas que pueden ayudarte. Ellos sí que son buenos lectores.

6.- Si te apetece leer, lee. No te distraigas con otras cosas.

¿Hay veces que tienes unas ganas irresistibles de leer? No lo dudes: apaga la tele, prepara tu sitio preferido y ponte a la labor. ¡Eso sí que es emocionante!

7.- Pide consejo: a tus padres, a tus profes, al bibliotecario, al librero...

Si no sabes qué leer, si te has atascado con algún libro, pide ayuda. Tus profesores, tus padres, el librero o el bibliotecario de la zona, algún amigo a amiga..., seguro que a ellos se les ocurren muchas ideas.

8.- Aprovecha cualquier ocasión para leer.

Cualquier motivo puede ser bueno para conseguir Los mejores libros: cuando prepares tus vacaciones, cuando quieras aprender cosas nuevas, cuando te apetezca leer las historias más fascinantes...

¿Por qué no das ideas a tus padres para que te regalen más libros?

9.- Piensa que tus amigas, amigos, son los mejores compañeros de lecturas.

¿Has intercambiado alguna vez libros con tus amigos? ¿Habéis jugado a contaros historias: las más misteriosas, aventuras, inquietantes, divertidas?

Hay juegos basados en libros que puedes organizar: disfrazarse, una obra de teatro, hacer títeres... Pruébalo y verás qué buen resultado.

10.- Organiza bien tu biblioteca.

¿Tienes tus libros ordenados? ¿Has reservado algún lugar especial para guardarlos?

Consulta a tus padres: seguro que ellos pueden ayudarte a ordenarlos, a arreglar los que se han estropeado, a decorar tu biblioteca......

No lo olvides: leer te da más

Cuento de Navidad





EL GIGANTE EGOÍSTA

Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena de melocotones que, en primavera, se cubrían de delicados capullos rosados, y en otoño daban sabroso fruto.

Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan deliciosamente que los niños interrumpían sus juegos para escucharlos.

-¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.

Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro de Cornualles, y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete años, había dicho todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió volver a su castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.

-¿Qué estáis haciendo aquí?- les gritó con voz agria. Y los niños salieron corriendo.

-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo entendáis, y no voy a permitir que nadie mas que yo juegue en él.

Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel:


Prohibida la entrada.
Los transgresores serán
procesados judicialmente.

Era un gigante muy egoísta.

Los pobres niños no tenían ahora donde jugar.

Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó.

Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al otro lado.

-¡Que felices éramos allí!- se decían unos a otros.

Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de capullos y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el invierno.

Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no había niños, y los árboles se olvidaban de florecer. Solo una bonita flor levantó su cabeza entre el césped, pero cuando vio el cartel se entristeció tanto, pensando en los niños, que se dejó caer otra vez en tierra y se echó a dormir.

Los únicos complacidos eran la Nieve y el Hielo.

-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban. -Podremos vivir aquí durante todo el año.

La Nieve cubrió todo el césped con su manto blanco y el Hielo pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó.

Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín, derribando los capuchones de la chimeneas.

-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al Granizo a visitarnos.

Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era como el hielo.

-No puedo comprender como la primavera tarda tanto en llegar- decía el gigante egoísta, al asomarse a la ventana y ver su jardín blanco y frío. -¡Espero que este tiempo cambiará!

Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le dio ninguno.

-Es demasiado egoísta- se dijo.

Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.

Una mañana el gigante yacía despierto en su cama, cuando oyó una música deliciosa. Sonaba tan dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que pasaba por allí. En realidad solo era un jilguerillo que cantaba ante su ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces el Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana abierta.

-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio?

Vio un espectáculo maravilloso. Por una brecha abierta en el muro los niños habían penetrado en el jardín, habían subido a los árboles y estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las cabezas de los pequeños.

Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el césped. Era una escena encantadora. Sólo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, no podía alcanzar las ramas del árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del Norte soplaba y rugía en torno a él.

-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.

-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque de recreo de los niños para siempre.

Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho.

Se precipitó escaleras abajo, abrió la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín.

Pero los niños quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo, y en el jardín volvió a ser invierno.

Sólo el niño pequeño no corrió, pues sus ojos estaban tan llenos de lágrimas, que no vio acercarse al gigante. Y el gigante se deslizó por su espalda, lo cogió cariñosamente en su mano y lo colocó sobre el árbol. El árbol floreció inmediatamente, los pájaros fueron a cantar en él, y el niño extendió sus bracitos, rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó.

Cuando los otros niños vieron que el gigante ya no era malo, volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos.

-Desde ahora, este es vuestro jardín, queridos niños- dijo el gigante, y cogiendo una gran hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían visto.

Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a despedirse del gigante.

-Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que subí al árbol?- preguntó.

El gigante era a este al que más quería, porque lo había besado.

-No sabemos contestaron los niños- se ha marchado.

-Debéis decirle que venga mañana sin falta- dijo el gigante.

Pero los niños dijeron que no sabían donde vivía y nunca antes lo habían visto. El gigante se quedó muy triste.

Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con todos los niños pero echaba de menos a su primer amiguito y a menudo hablaba de él.

-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.

Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada vez estaba más débil. Ya no podía tomar parte en los juegos; sentado en un gran sillón veía jugar a los niños y admiraba su jardín.

-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores más bellas.

Una mañana invernal miró por la ventana, mientras se estaba vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la primavera adormecida y el reposo de las flores.

De pronto se frotó los ojos atónito y miró y remiró. Verdaderamente era una visión maravillosa. En el más alejado rincón del jardín había un árbol completamente cubierto de hermosos capullos blancos. Sus ramas eran doradas, frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño al que tanto quiso.

El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño. Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:

- ¿Quién se atrevió a herirte?- Pues en las palmas de sus manos se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en los piececitos.

-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para que pueda coger mi espada y matarle.

-No- replicó el niño, pues estas son las heridas del amor.

-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeño.

Y el niño sonrió al gigante y le dijo:

-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso.

Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos blancos.

OSCAR WILDE

sábado, 4 de diciembre de 2010

Cuento de siempre






La Fosforera
Hans Christian Andersen

¡Qué frío tan atroz! Caía la nieve, y la noche se venía encima. Era el día de Nochebuena. En medio del frío y de la oscuridad, una pobre niña pasó por la calle con la cabeza y los pies desnuditos.

Tenía, en verdad, zapatos cuando salió de su casa; pero no le habían servido mucho tiempo. Eran unas zapatillas enormes que su madre ya había usado: tan grandes, que la niña las perdió al apresurarse a atravesar la calle para que no la pisasen los carruajes que iban en direcciones opuestas.

La niña caminaba, pues, con los piececitos desnudos, que estaban rojos y azules del frío; llevaba en el delantal, que era muy viejo, algunas docenas de cajas de fósforos y tenía en la mano una de ellas como muestra. Era muy mal día: ningún comprador se había presentado, y, por consiguiente, la niña no había ganado ni un céntimo. Tenía mucha hambre, mucho frío y muy mísero aspecto. ¡Pobre niña! Los copos de nieve se posaban en sus largos cabellos rubios, que le caían en preciosos bucles sobre el cuello; pero no pensaba en sus cabellos. Veía bullir las luces a través de las ventanas; el olor de los asados se percibía por todas partes. Era el día de Nochebuena, y en esta festividad pensaba la infeliz niña.

Se sentó en una plazoleta, y se acurrucó en un rincón entre dos casas. El frío se apoderaba de ella y entumecía sus miembros; pero no se atrevía a presentarse en su casa; volvía con todos los fósforos y sin una sola moneda. Su madrastra la maltrataría, y, además, en su casa hacía también mucho frío. Vivían bajo el tejado y el viento soplaba allí con furia, aunque las mayores aberturas habían sido tapadas con paja y trapos viejos. Sus manitas estaban casi yertas de frío. ¡Ah! ¡Cuánto placer le causaría calentarse con una cerillita! ¡Si se atreviera a sacar una sola de la caja, a frotarla en la pared y a calentarse los dedos! Sacó una. ¡Rich! ¡Cómo alumbraba y cómo ardía! Despedía una llama clara y caliente como la de una velita cuando la rodeó con su mano. ¡Qué luz tan hermosa! Creía la niña que estaba sentada en una gran chimenea de hierro, adornada con bolas y cubierta con una capa de latón reluciente. ¡Ardía el fuego allí de un modo tan hermoso! ¡Calentaba tan bien!

Pero todo acaba en el mundo. La niña extendió sus piececillos para calentarlos también; más la llama se apagó: ya no le quedaba a la niña en la mano más que un pedacito de cerilla. Frotó otra, que ardió y brilló como la primera; y allí donde la luz cayó sobre la pared, se hizo tan transparente como una gasa. La niña creyó ver una habitación en que la mesa estaba cubierta por un blanco mantel resplandeciente con finas porcelanas, y sobre el cual un pavo asado y relleno de trufas exhalaba un perfume delicioso. ¡Oh sorpresa! ¡Oh felicidad! De pronto tuvo la ilusión de que el ave saltaba de su plato sobre el pavimento con el tenedor y el cuchillo clavados en la pechuga, y rodaba hasta llegar a sus piececitos. Pero la segunda cerilla se apagó, y no vio ante sí más que la pared impenetrable y fría.

Encendió un nuevo fósforo. Creyó entonces verse sentada cerca de un magnífico pesebre: era más rico y mayor que todos los que había visto en aquellos días en el escaparate de los más ricos comercios. Mil luces ardían en los arbolillos; los pastores y zagalas parecían moverse y sonreír a la niña. Esta, embelesada, levantó entonces las dos manos, y el fósforo se apagó. Todas las luces del nacimiento se elevaron, y comprendió entonces que no eran más que estrellas. Una de ellas pasó trazando una línea de fuego en el cielo.

-Esto quiere decir que alguien ha muerto- pensó la niña; porque su abuelita, que era la única que había sido buena para ella, pero que ya no existía, le había dicho muchas veces: "Cuando cae una estrella, es que un alma sube hasta el trono de Dios".

Todavía frotó la niña otro fósforo en la pared, y creyó ver una gran luz, en medio de la cual estaba su abuela en pie y con un aspecto sublime y radiante.

-¡Abuelita!- gritó la niña-. ¡Llévame contigo! ¡Cuando se apague el fósforo, sé muy bien que ya no te veré más! ¡Desaparecerás como la chimenea de hierro, como el ave asada y como el hermoso nacimiento!

Después se atrevió a frotar el resto de la caja, porque quería conservar la ilusión de que veía a su abuelita, y los fósforos esparcieron una claridad vivísima. Nunca la abuela le había parecido tan grande ni tan hermosa. Cogió a la niña bajo el brazo, y las dos se elevaron en medio de la luz hasta un sitio tan elevado, que allí no hacía frío, ni se sentía hambre, ni tristeza: hasta el trono de Dios.

Cuando llegó el nuevo día seguía sentada la niña entre las dos casas, con las mejillas rojas y la sonrisa en los labios. ¡Muerta, muerta de frío en la Nochebuena! El sol iluminó a aquel tierno ser acurrucado allí con las cajas de cerillas, de las cuales una había ardido por completo.

-¡Ha querido calentarse la pobrecita!- dijo alguien.

Pero nadie pudo saber las hermosas cosas que había visto, ni en medio de qué resplandor había entrado con su anciana abuela en el reino de los cielos.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

TEXTO AL REVÉS

Era un día soleado y estaba todo despejado.
David, como siempre, se levantó de la cama y se puso a desayunar.
Se fue al colegio y jugó al fútbol en el recreo.
A las dos horas se fue a la casa.

TEXTO AL REVÉS
Era un día viejo y nubloso.
La casa, como siempre, se levantó de David y se puso a desayunar.
El colegio fue a David y el recreo jugó al fútbol.
A la hora de David, se fue el dos a la casa.

David Arquillos.

Ayer fui a la feria por la tarde en autobús con mis padres.
La gente comía bocadillos grandes y bailaban sevillanas.
Más tarde, yo me monté en los coches locos y mi hermano en los caballitos.
Luego, a la hora de irnos, fuimos a echarle dinero para ganar tabletas de turrón y cogimos un montón.
Cuando acabamos, esperamos a mi padre con el coche para ir a casa.

TEXTO AL REVÉS

Ayer fui con el autobús y la feria a ver a mis padres.
En las casetas, los bocadillos grandes se comían a la gente bailando sevillanas.
Más tarde, los caballitos se montaron en mi hermano y los coches locos en mi.
Luego, a la hora de irnos, fuimos a echarle tabletas de turrón para ganar dinero y conseguimos un montón.
Cuando acabamos, esperamos a mi coche con la casa esperando a mi padre.

Laura Hernández

Era verano, llegamos a la playa.
Primero nos pusimos crema para protegernos del sol.
Luego, nos pusimos a tomar el sol y a bañarnos en el agua.
Después de bañarnos, fuimos a una bar a tomar unas fantas. ¡Estaban fresquííííísimas! Al mismo tiempo, comimos sardinas y después, nos zampamos la ensalada.
Fue un día igual que los demás.

TEXTO AL REVÉS

Era invierno, llegamos a la playa.
Primero, nos pusimos sol para protegernos de la crema.
Después, nos pusimos a tomar el agua y nos bañamos en el sol.
Luego, nos fuimos a un bar, las fantas nos tomó, las sardinas nos comieron y la ensalada nos zampó.

María Cuevas


Esta historia empieza así :
Un día la profesora se trajo al gato .
Mientras que la profesora daba clases el gato se estaba echando la siesta .
Por la tarde vi a la profesora paseando a su gato .
Al día siguiente lo mismo, la profesora dando clase y el gato echando la siesta.
Historia al revés


Un día el gato se trajo a la profesora .
Mientras que el gato daba clases la profesora se esta echando la siesta .
Por la tarde vi a el gato paseando a la profesora .
Al día siguiente lo mismo, el gato dando clases y la profesora echando la siesta .

Isabel Ortiz

Era una vez un niño que todos los días decía que se levantaba, su madre lo veía embobado entonces lo llevó al médico.
Cuando llegaron al médico, le dijo que no le pasaba nada y su madre se quedó tranquila, pero el niño seguía embobado.
Como el director lo echó del colegio, se fue a otro, pero tampoco lo admitieron.
Un día que el niño no estaba embobado lo llevaron al colegio fue cuando descubrieron que no le gustaba ir, y desde ese momento el niño no estaba embobado.

Historia al revés

Era una vez un médico que decía que se levantaba todos los días, pero su director lo veía embobado entonces lo llevó al niño.
Cuando llegaron,el niño le dijo que no le pasaba nada y su director se quedó tranquilo, pero el médico seguía embobado.
Como la madre lo echó del colegio, se fue a otro pero tampoco lo admitieron.
Un día que el médico no estaba embobado lo llevaron al colegio fue cuando descubrieron que no le gustaba ir, desde ese momento el médico no estaba embobado.

Laura Martínez

Un día por la mañana me levante, abrí la puerta y baje las escaleras, entre en el baño y me lavé la cara, luego volví a abrir la puerta y a bajar las escaleras y me metí a desayunar. Me asomé a la ventana, vi el autobús y me fui al colegio. Di todas las asignaturas y volví a casa a comer. .

Historia al revés

Un día por la mañana abrí las escaleras y baje la puerta el baño, se lavo la cara y volví a abrir las escaleras y a bajar la puerta el autobús se asoma la ventana y se fue al colegio. Dio todas las asignaturas y la casa volvió a comer.
Alejandro Sánchez


Un día por la mañana salí por la puerta y me asomé a la ventana. Cogí mi cartera y bebí agua.
Tras la vuelta del colegio decidí fumarme un cigarrillo de chocolate.
Cuando iba paseando con mi perro, me peleé con un chiquillo porque no me daba mi lápiz y así, terminé con moratones en la cara.
Al cabo de un rato, llegué a mi casa y me duché, le quité el pañal a mi hermano de 4 años con mi abuela.
Al final le leí a mi hermano un cuento y se durmió.

Historia al revés


Una mañana por el día me asomé a la puerta y salí por la ventana. Cogí mi agua y bebí cartera.
Tras el colegio de vuelta decidí cigarrillo de chocolate fumarme.
Cuando mi perro me iba paseando, me peleé con un lápiz porque no me daba al chiquillo y así terminé con la cara llena de moratones.
Un rato al cabo llegué me duché y en casa, le quité el pañal a mi abuela con mi hermano.
Al final acosté al cuento y le leí a mi hermano.

Ana Chamorro



Érase una vez un hombre que iba caminando por la calle y se encontró un gato subido a un árbol, el gato maullaba porque no se podía bajar. El hombre llamo a los bomberos, pero mientras tanto el hombre decidió coger una escalera y ser él, el que se subiera. Mientras que subía se rompió un peldaño de la escalera y el hombre se quedó colgando del árbol. Después llegaron los bomberos y tuvieron que bajar al hombre y al gato.


Historia al revés

Erase una vez un gato que iba caminando en la calle y se encontró a un hombre subido a un árbol, el hombre maullaba porque no se podía bajar. El gato llamo a los bomberos, pero mientras tanto el gato decidió coger una escalera y ser él, el que se subiera. Mientras que subía se rompió una escalera del peldaño y el gato se quedó colgando del árbol. Después llegaron los bomberos y tuvieron que bajar al gato y al hombre.

Laura Rocío Contreras

viernes, 19 de noviembre de 2010

Cartas

Jaén 21 de septiembre del 2010

Querido Villa:

Espero que estés bien en el Barcelona, aunque no vayas primero en la Liga. No pasa nada, verás como en la jornada 13 vamos primeros.
Aunque el Real Madrid vaya primero, después irá el último, porque contigo, lo ganaremos todo: Liga, Copa del Rey, Champions, Mundial de clubes, Copa de Europa, Copa de la UEFA, etc...
Yo soy bueno jugando al fútbol, pero no tan bueno como tú, pero si soy más bueno que Cristiano. Porque ya sabes... illa,illa,illa maravilla.
Prepárarte para el Barcelona VS Madrid en la jornada 13, que le meterás un golazo al Madrid en la primera parte y otro gol lo meterá Messi, al igual que Pedro,Iniesta,Xavi,etc...
Y a Cristiano se le quedará una cara ...

Un abrazo
Javier Herrera Torres

Jaén 25 de Noviembre de 2010

Mi entrañable entrenador JAVI POLO:

Este año cumplo 5 años jugando al fútbol contigo. En las escuelas de verano te vi dos meses y ahora te echo de menos. Tu nos enseñaste muchos valores y a que todos seamos una piña(que todos formemos uno solo). Así que te veré muy pronto en el colegio para volver a jugar contigo otro año más al fútbol, para que en los campeonatos me enseñes a saber perder y saber ganar. Sin más un saludo Fran

Jaén 20 de Septiembre de 2010
Señor Tendero:

Mi nombre es Elena. Estuve el pasado miércoles, 18 de Septiembre, en su establecimiento y compré un mp5.
Al llegar a mi casa en esa misma tarde, no funcionaba, estaba defectuoso ya que la pantalla estaba rota.
Al día siguiente, volví al establecimiento para comentarle lo que había ocurrido.
La dependienta, Srta López dijo que no me lo cambiaba por otro en buen estado, me explicó que yo lo podía haber roto.
Por este motivo, me dirijo a usted para que me den una solución a este problema.
Espera su respuesta.

Elena Rodríguez


Jaén 17 de Septiembre de 2010

Estimado Casillas:

Yo me llamo María y vi cómo jugaste en el mundial. Hiciste un partidazo y te esforzaste un montón. Fuiste uno que nos salvó de perder.
Ese día, yo estaba en cada de mi amiga Laura Rocío con Laura Hernández, Alba y Elena.
También vi que llorabas de alegría igual que yo.
Cuando se terminó todo, nos bañamos. ¡Fue chulísimo!
Te pedí una camiseta de España firmada por ti y por el equipo, pero no me la firmasteis.
Espero que la próxima vez me la mandéis firmada por ti y por el equipo.
Espero su respuesta.
Besos y abrazos de tu gran fan.

María López


Jaén 17 de Septiembre de 2010

Queridos abuelitos:

Quiero contaros lo bien que me lo he pasado en las vacaciones. Estaba deseando que llegaran porque mi padre terminaba la academia y podíamos irnos de viaje todos juntos.
Antes de que mi padre se viniera de Ávila, nos fuimos una semana con él para conocer la zona.
Conocimos todo Ávila y también visitamos Segovia y Salamanca.
De vuelta a Jaén, pasamos por Arenas de San Pedro. Estuvimos bañándonos en unas piscinas naturales en el río.
Luego, nos fuimos a la playa. El tiempo estaba estupendo, el mar estaba tranquilo y transparente. Se podía bucear y ver a los peces.
También fuimos a las fiestas de mi pueblo. Me lo pasé muy bien.
Después de tantos días libres, ha llegado la vuelta al colegio y las ganas de aprender.
Bueno abuelitos, me despido con un fuerte abrazo.
De vuestra nieta:
Elena Rodríguez

Jaén 17 de Septiembre de 2010
Queridos abuelitos:

Este verano no ha sido muy sencillo,y eso me gusta.
Aunque para no olvidarme de las cuentas, practico casi todos los días y también dibujo y leo mucho.
Queda poco para el colegio, empiezo el día 10.
Echo de menos a mis amigos.
El lunes día 20, me puse triste porque descubrí que dentro de poco se iría Nazaret, una de mis mejores amigos, como Jose Antonio e Inmaculada.
Pero bueno, así es la vida.
Adiós. Os quiero mucho.
Muchos besos.

Jose Javier Paulano Sánchez

Jaén 17 de Septiembre 2010
Querida abuela:

Espero que estés bien. Como sabes, ya he empezado el colegio. No te preocupes por mis estudios. Me van muy bien . Te voy a contar lo que he hecho este fin de semana. El sábado fui a un cumpleaños . Me lo pas égenial y también fui a las fuentezuelas . El domingo fui a un parque, luego a misa y luego me fui al castillo con una amiga que se llama ( Laura Hernandez Vico). Allí vi un montón de ardillas yendo de un lado a otro. A la hora de comer cogí un bocadillo y vi que un montón de avispas me seguían detrás del bocadillo. Volvimos a mi casa y me preparé la mochila para el colé y el uniforme. ME despido.
Besitos: Alba



Jaén 21 de septiembre de 2.010

Querida seño Mari Carmen:

Espero que se encuentre bien. Hace bastantes años que no estamos juntos, como preofesora y alumno. Siempre desde que me dió clase en infantil, la he visto de lejos, en el patio, en la puerta... No sé si se acordará cuando me rompí los pantalones, pero a mí todavía no se me ha olvidado, como tampoco se me ha olvidado que con nosotros era buena, cariñosa y hacía muchos juegos.

Quisiera, a través de esta carta, agradecerle los tres años que estuve con usted y el cariño con el que me trató. Y que gracias a usted empecé a leer, escribir...
Espero que siga mucho tiempo con nosotros y sin nada mas que decirle, me despido.
Un beso.

Fernando Infante




Jaén, 17 de Septiembre de 2010

Querida amiga:

Espero que todos estéis bien, porque nosotros estamos bien. Mis hermanos y yo, empezamos hace nada el colegio. Mis padres están bien, mi padre está viajando cada dos por tres.
¡Ah!Se me ha olvidado preguntar, ¿cómo está Sofía y Olimpia?Mi padre me ha dicho que Sofía va hacer medicina, y me alegró por ella. Hace nada hablé con Olimpia y me dijo que ya se iba a Málaga, ¡que bien!
Escríbeme pronto.
Besos de todos.
Carmen



Jaén, 14 de octubre de 2010

El Corte Inglés
Sección de reclamaciones


Señor Director del centro comercial de Jaén:

Soy Carmen Martos Alcázar, clienta habitual de estos grandes almacenes. Les escribo para contarles que hace 5 días, ustedes me vendieron un toallero eléctrico, y cuando fui a probarlo, me di cuenta que estaba defectuoso. Por eso le escribo para que me devuelvan el importe.

Espero su respuesta.

Un cordial saludo.

Carmen Martos

domingo, 7 de noviembre de 2010

Cuento

El cuento de clase.

Primera parte.


Era ya casi la hora de salir, cuando de repente algo ocurrió entre los pupitres. Unos niños sorprendidos, se apresuraron a la zona en concreto, donde la pequeña Alba había aterrizado, por culpa de la cartera de Fernando.

Alba se quedó inmóvil, tendida en el suelo. Solo se le podía ver que su cara sonreía, e incluso articulaba alguna que otra palabra.

Sus compañeros trataban de comprender lo que ella decía, pero era imposible.

José desistió en su intento y fue a buscar a la profesora, que en ese momento venía de dar clase de inglés a otros compañeros.

Una vez allí, comprendieron que el incidente podía ser grave. Así que nuestra profesora llamó a la mamá de alba, para que la llevase al médico, aunque para ese momento, Alba estaba ya recuperada.


Segunda parte.


Fernando no paraba de pensar en lo que había ocurrido por culpa de su cartera. Era tremendo imaginarse que podía haber hecho daño a Alba por no haber puesto las cosas en su sitio.

Todos querían saber como estaba Alba y que le había dicho el doctor, pero por más que telefoneaban no lograban contactar con su familia, sólo hablaba una vocecilla que decía que su hermana no estaba.

¿Dónde estaría?, nos preguntábamos todos. Y así pasó la tarde del viernes, en la que todos sus compañeros estaban comunicados unos con otros, pensando qué ocurriría.

Al día siguiente, muy de mañana aparecieron ella y su madre en la puerta de casa. Habían pasado la noche en las salas de observación pediátrica del hospital. Alba parecía recuperada del todo.


Tercera parte.


Durante la mañana Blanca me llamó por teléfono para preguntarme sí sabía noticias de Alba.

Yo me sentía preocupado y casi no había pegado ojo. Me preguntaba como estaría Alba y que le había dicho el doctor.

La noche estaba fría, los cristales estaban empañados, unas gotitas se


escurrían hacía abajo .Yo, que no podía dormir, puse mi mirada en el cristal para ver si así me cansaba.

Mi cuarto era oscuro, a pesar de que la persiana estaba abierta y desde mi cama podía ver la luna que se escondía entre las nubes.

Como me estaba poniendo nervioso, fui al baño y mi madre se levantó para ver lo que me pasaba.

Mi madre me aconsejo que volviera pronto a mi cuarto, ya que era muy tarde para estar despierto.


Cuarta parte.


Al día siguiente Fernando se despertó, desayuno e inmediatamente telefoneó a Blanca, para ir a visitar a Alba. Quedaron en la heladería que hay junto a la casa de Alba. Fernando llegó el primero y esperaba impaciente la llegada de Blanca. A los pocos minutos apareció Blanca en el coche de su papá.

Blanca se bajó del coche y Fernando, con un regalo en sus manos, subieron al primer piso y se apresuraron a llamar al timbre.

En el interior de la vivienda se oía pequeños ruidos y la puerta se abrió. Apareció Alba con una sonrisa en la cara al ver a sus compañeros.


Quinta parte.


La madre les dijo que pasaran, por si querían desayunar.

Su madre fue a la churrería y trajo churros.

Cuando llegó a la casa, preparó el chocolate y se pusieron a desayunar. Los churros estaban riquísimos, y nuestras caras estaban llenas de chocolate, parecíamos payasos. Blanca llevaba un vestido rosa con flores. Fernando sin querer, golpeó su vaso que saltó por los aires hasta el vestido de Blanca.

Fernando siempre estaba en medio de los problemas. Alba le regaló un amuleto para tener más fortuna, y poco después se marcharon cada uno a su casa recordando todo lo que había sucedido en 24 horas. ¡Por suerte nada serio !


Alumnos de 5º



sábado, 6 de noviembre de 2010

¿ Cómo recitar bien un poema?

¿Te gustaría recitar bien un poema?

Puede resultar una experiencia muy gratificante. ¡Sigue estos prácticos consejos!

· Conoce tu poema. Lo primero que debes hacer es leerte el poema una y otra vez y entenderlo bien. Es importante que sepas qué quiere transmitir el autor del poema al escribirlo, qué sentimientos quiere plasmar con sus palabras, qué emociones evoca.

· Apréndetelo. Si lo que tienes que hacer es recitar el problema en un recital, quizá sea conveniente que te lo aprendas de memoria. No hay mayor secreto, simplemente hay que leérselo una y otra vez hasta memorizarlo.

· ¡Que no cunda el pánico! Cuando haya llegado el momento de recitar el poema, estate tranquilo. Vocaliza bien y usa las manos para acompañar lo que quieres decir, hará que tu recital resulte mucho más creíble.

· Vuélcate en tu poema. No olvides que un poema, al fin y al cabo, es arte, es sentimiento, y eso es lo que tienes que transmitir. Créete lo que cuentas, vuélcate en lo que cuentas. Si estás leyendo un poema triste tienes que lograr que la audiencia se entristezca escuchándolo; si estás leyendo un poema alegre, tienes que lograr que la audiencia se alegre escuchándolo.

· Usa las pausas. Haz uso de las pausas en tu recital, pueden ser muy efectivas para llamar la atención del público. Si quieres llamar la atención sobre un verso en concreto, cállate antes de leerlo y mira fijamente a los ojos de tu público. Se fijarán mucho más en lo que dices.

· No te olvides de las rimas. Gran parte de la gracia de un poema reside en sus rimas. Apréndetelas bien y pronúncialas con gracia, su efecto será mucho mayor. Habrá rimas en las que convendrá aumentar el ritmo de tu lectura, y habrá rimas en las que resulte mejor ralentizarlo. Sólo si conoces bien tu poema sabrás sacar partido a sus rimas.

· ¡Culturízate! Si lo que quieres es dominar la poesía, has de conocerla. Lee, investiga, culturízate. Averigua cuál es la diferencia entre una rima asonante y una consonante. Descubre qué es un soneto. Aprende a contar los tiempos de un verso. Te servirá de gran ayuda

Prueba con estos romances. Te van a gustar.

Romance del prisionero

Que por mayo era por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuando es de día
ni cuando las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.

Romance del infante Arnaldos

¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan!
Andando a buscar la caza
para su falcón cebar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar;
las velas trae de sedas,
la ejarcia de oro torzal,
áncoras tiene de plata,
tablas de fino coral.
Marinero que la guía,
diciendo viene un Cantar,
que la mar ponía en calma,
los vientos hace amainar;
los peces que andan al hondo,
arriba los hace andar;
las aves que van volando,
al mástil vienen posar.
Allí habló el infante Arnaldos,
bien oiréis lo que dirá:
-Por tu vida, el marinero,
dígasme ora ese cantar.
Respondióle el marinero,
tal respuesta le fue a dar:
-Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va.


Romance de Abenámar

«¡Abenámar, Abenámar,
moro de la morería,
el día que tú naciste
grandes señales había!
Estaba la mar en calma,
la luna estaba crecida:
Moro que en tal signo nace
no debe decir mentira.»
Allí respondiera el moro,
bien oiréis lo que decía:
«Yo te lo diré, señor,
aunque me cueste la vida,
porque soy hijo de un moro
y una cristiana cautiva;
siendo yo niño y muchacho,
mi madre me lo decía:
que mentira no dijese,
que era grande villanía:
por tanto, pregunta, rey,
que la verdad te diría.»
« Yo te agradezco, Abenámar
aquesa tu cortesía.»
¿Qué castillos son aquéllos?
¡Altos son y relucían!

«El Alhambra era, señor,
y la otra la Mezquita;
los otros los Alixares,
labrados a maravilla.
El moro que los labraba
cien doblas cobraba al día,
y el día que no los labra,
otras tantas se perdía.
El otro es Generalife,
huerta que par no tenía;
el otro Torres Bermejas,
castillo de gran valía.»
Allí habló el rey don Juan,
bien oiréis lo que decía:
«Si tú quisieses, Granada,
contigo me casaría;
daréte en arras y dote
a Córdoba y Sevilla.»
«Casada soy, rey don Juan,
casada soy, que no viuda;
el moro que a mí me tiene
muy grande bien me quería
».



domingo, 3 de octubre de 2010

Actualmente, estamos escribiendo un cuento, que publicaremos a su término.